Reflexión sobre la ciencia (tarea 2)

Tarea 2- Epistemología

Describe y razona brevemente en una (o dos) página(s) tu disposición inicial (digamos que no elaborada, inconsciente, a bote pronto) acerca de la ciencia:

favorable / confiada / admirativa / alguna de éstas pero con matizaciones / ¿??

desfavorable / desconfiada / desencantada / alguna de éstas pero con matizaciones / ¿?
ninguna de ellas como tal / una mezcla / otra disposición diferente / depende de qué ciencia 

Imagen de ijmaki en Pixabay

La ciencia

Antes de arrancar con una reflexión es necesario hacer una apreciación. Me dedico profesionalmente a la ciencia, soy científica titular del CSIC y la ciencia ha sido mi profesión desde hace 20 años. Esto implica que para mí la ciencia es algo más que un concepto abstracto y esto afecta a muchos aspectos de mi vida diaria, de la que no puedo separarla, porque está imbricada en ella.

Lo que tal vez resulte de interés es cómo he ido modificando mi disposición hacia la ciencia a través de los años, con la perspectiva que da una cierta madurez, incluyendo diversas etapas de desarrollo personal que han acabado por configurar mi percepción actual.

Toda mi vida he sentido una gran inclinación hacia la ciencia, esta inclinación tenía fuertes componentes familiares (mis padres tenían estudios superiores en distintas ramas de la ciencia) y por la presión social del último cuarto del siglo XX en el que se valoraba en general más positivamente los estudios de ciencias, con algunas excepciones como el Derecho en el caso de los estudios de ciencia. Sin embargo, esta atracción no se veía respaldada por la necesidad de llevar a cabo experimentos por mí misma ni por leer textos específicos sobre diferentes aspectos de la ciencia, por lo que podríamos decir que mi disposición era favorable pero no especialmente admirativa ni era para mí un objetivo claro de futuro. 

Llegué a la ciencia como profesión de forma un tanto casual, después de cursar una carrera en la que se combinaba la parte más teórica con aplicaciones tecnológicas, con una visión un tanto romántica de la vida de un científico y de cómo hacer ciencia. Esa etapa de enamoramiento de la ciencia y del conocimiento estuvo acompañada de momentos reivindicativos de la situación profesional de los jóvenes investigadores que dieron sus frutos en los primeros estatutos de personal investigador en formación y que ponían un buen contrapeso en la balanza. Por una parte el esplendor de contribuir al conocimiento, de aprender una forma de trabajar diferente, de crecer en lo personal y profesional y por otra la miseria del escaso reconocimiento social y profesional de la etapa que emprendíamos y cómo no todo era admisible cuando la meta era la tesis doctoral. Esto me permitió, a la hora de decidir si quería emprender de verdad una carrera científica, valorar de forma pragmática las opciones que tenía respecto al  objetivo de la estabilidad profesional y apostar por la ciencia.

Me fue bien, lo que tal vez abunde en el síndrome del superviviente. Lo que tengo claro es que la ciencia es una herramienta imprescindible para el desarrollo humano pero resulta indispensable desmitificarla y en lo posible asimilarla a cualquier otra profesión. Por todo ello creo que mi posición actual respecto a la ciencia es evidentemente favorable, sin pecar en exceso de admiración porque soy consciente de las limitaciones que tiene el sistema español de ciencia y tecnología, que a veces me hace rayar en el desencanto, por las dificultades, escasa financiación, cortedad de miras y excesiva burocratización a la que se enfrenta la ciencia española. Eso respecto a la ciencia que yo hago, pero encuentro que hay aspectos de la ciencia que son apasionantes, como todas las investigaciones relacionadas con el campo de las neurociencias y reconozco que hay científicos que son tan convincentes cuando hablan de su investigación y sienten tanta pasión por lo que hacen que tras escucharlos uno se plantea rediseñar toda su investigación y abordar temas completamente diferentes. Admiro esa capacidad.