La tercera cultura

 Comparar y (si es el caso) contrastar brevemente las caracterizaciones de la tercera cultura que introducen respectivamente Snow y Brockman

SP Snow y las dos culturas por Matt Collins/Scientific American

 

La tarea propuesta para esta semana implica comparar las caracterizaciones de la tercera cultura según los textos de CP Snow y J Brockman. 

CP Snow introduce el concepto de "tercera cultura" en su ensayo de 1963 "Las dos culturas y un segundo enfoque" donde incorpora la tercera cultura como una forma de superar la dicotomía intelectuales de letras vs científicos (defendida en la conferencia Rede de 1959 y que sería publicada como  Las dos culturas: Una revolución científica) y que se prestaría a acoger a los especialistas en otras áreas del conocimiento menos polarizadas como las ciencias sociales, por ejemplo y que a su vez sirviese como puente de comunicación entre las posturas. Esta es la diferencia más significativa entre las aproximaciones de Snow y Brockman ante el concepto de Tercera Cultura. Para Snow esta tercera cultura implica mejorar la comunicación entre las dos previamente señaladas, sin que una prevalezca sobre la otra sino enriqueciéndose mutuamente. La ausencia de esta comunicación la califica directamente como un peligro social y emplaza a mejorar la educación en cuanto al menos seremos capaces de apreciar los problemas a los que nos enfrentamos y contribuirá a establecer puentes sólidos entre "culturas".

Por otro lado Brockman, en el libro "La tercera cultura. Más allá de la revolución científica" publicado en 1995,  lo deja claro desde el principio de su libro, utiliza estos términos Tercera Cultura de una forma diferente a Snow. Para Brockman la terecera cultura que Snow planteaba como futura ya es una realidad y son los científicos los que la lideran. Por tanto Brockman no considera la Tercera Cultura como una integración y superación de las culturas clásicas sino que la Tercera Cultura se ve asumida por científicos y empiristas que han salido del laboratorio y aterrizado en las páginas de libros de ciencia y divulgación y que han conseguido conectar con el público en mayor medida que los intelectuales tradicionales puesto que han evitado en parte los canales convencionales y se dirigen al público de una forma más directa y cercana. 

Hasta aquí sería según entiendo la tarea propuesta para esta semana, pero no puedo si no profundizar en los pensamientos que me han provocado estas lecturas.

Por un lado, 60 años después del libro de Snow me doy cuenta de que la formación universitaria sigue estando muy especializada, cada vez más, y me parece un problema difícil de solventar. Pensando en el caso particular de España parece evidente que sería necesario repensar la educación de forma global, desde las etapas más bajas hasta la universidad y proporcionar a los y las estudiantes los recursos técnicos y tecnológicos que van a necesitar en el futuro, a la vez que una formación humanística que les permita conocer cómo hemos llegado a ser quienes somos, no solo en el estudio de los clásicos literarios, sino también en el estudio de la historia de la ciencia, sin ir más lejos. 

Aun estando de acuerdo con la tesis de Snow de que es necesario integrar ambos conocimientos he de reconocer que el texto de Brockman me ha gustado mucho y me ha hecho reflexionar sobre la situación actual de la divulgación y comunicación de la ciencia. Por una parte, 25 años después de su publicación, es necesario resaltar que la comunicación directa entre científicos y sociedad  se ha visto potenciada por el desarrollo de herramientas tecnológicas que permiten, sin necesidad de grandes conocimientos técnicos, realizar una comunicación directa entre científicos y sociedad interesada, como ejemplo este mismo blog, que además se ha visto extremadamente favorecida por el ímpetu de las redes sociales. No estoy tan convencida como lo está el autor del ímpetu de los libros de ciencia frente a los libros clásicos, ya no solo en 1995 sino ahora, aunque está claro que existen diferencias significativas entre los mercados americano y español. Está claro que especialmente en los últimos años se ha revitalizado la escritura de este tipo de textos y actualmente contamos con reconocidos autores españoles en el campo de la ciencia y la divulgación así como con colecciones y editoriales específicas dedicadas a ello. Me he preguntado si estos autores, algunos de los cuales conozco y admiro, se aproximan más al concepto de Brockman o Snow de Tercera Cultura. A priori podríamos pensar que son el prototipo de autores que Brockman podría haber incluido en su libro, y se apropian de este nicho de mercado que es la "cultura para todos" o "cultura de dominio público". Sin embargo, reconozco en ellos (y ellas) la principal característica de la tesis de Snow, la necesidad de establecer lazos estrecho con todas las ramas del conocimiento. Mi falta de conocimiento respecto al otro lado es evidente. Para que la tesis de Brockman no se imponga, por muy cultos que sean los científicos que la están haciendo realidad, no sé si los esfuerzos desde el lado clásico están teniendo frutos. Mi opinión en ese sentido (que es más sensación que una opinión realmente fundada) es que igual que los científicos hemos hecho un esfuerzo en adecuar el lenguaje evitando términos poco claros, pero sin perder el rigor, queda pendiente abordar (o comunicarlo de forma más eficiente) un esfuerzo semejante del lado de la filosofía y las humanidades pues el punto de partida que establecen está, a día de hoy, muy distante, del corpus de conocimiento medio del público general (incluyendo aquí a los científicos de otros campos), al que se deberían dirigir.


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